lunes, 7 de diciembre de 2009

Ayer


Ayer hice muchas cosas, di de comer a las arañas por la mañana, descubriendo que prefieren los zancudos vivos, así trate de fingir que se mueven. A estos arácnidos no se les puede engañar tan fácilmente, hay que meterle más ciencia al asunto; también contemplé el jardín de palmas y madrigales, con pajaros cuyas alas se bifurcan, y hormigas rojas que eternamente se devoran las hojas; Almorzé con una familia que no es la mía, y que es como todas, hice la siesta en una hamaca, columpiándome, soñando que en cielo me posaba (Ay cielo, como te extraño); En la noche un gato gris con blanco me visitó, se fue entrando, como si esta casa fuera suya, cuando me vió, quedo pasmado, nos miramos, trate de invitarlo a que se quedara, queria que conociera a la araña, y pasara la noche cazando moscas, y acicalándonos, pero los gatos son muy timidos, apenas le hice un gesto, huyó. Y me quedé sólo, con mis telarañas y mis zancudos, que no son mios, aunque quisiera que lo fueran.
Anoche me di cuenta que no duermo solo, ni que esta casa es mia, soy un extraño, un visitante, un cuidador de arañas, alguién que muy pronto se irá, ellos se quedarán, hace siglos esperan, y seguirán esperando cuando me vaya. Reinando, estamos de paso.